29 marzo 2016

Exploración desde El Salar (27-Febrero-2016)


(Esa secreta amante que te da momentos memorables y otros no tanto. Escondida entre las sombras esperas a que te haga un guiño, para hacer más llevadero aun si cabe nuestro camino. Muchos la buscamos, adictos de su belleza y presos de su indiferencia. Planeamos y estudiamos sus desvíos, sus medidas y aun así a veces nos encontramos perdidos)

Conocimos a Elena en una de nuestras quedadas para estudiar la fauna subterránea y hacer fotos con buenos profesionales. Con solo cruzar cuatro palabras pude ver que era tan adicta como nosotros a esta complicada afición. Al despedirse la invitamos para hacer la travesía Seldelhaya-Cobijón y en poco tiempo tuvimos noticias de ella, organizando con su grupo, el GER de Aranda de Duero (Burgos), la citada travesía. Por problemas meteorológicos se nos chafó el plan, pues con las abundantes lluvias el río estaba muy crecido haciendo imposible la ruta programada. Como algunos de mi grupo iban a explorar les invitamos a que se unieran a nosotros. De primeras no les puse muy bajo el listón que digamos, jeje, porque estaba claro que la jornada iba a ser dura y quise prevenirles.


Aún así dos valientes se presentaron, en un día que de momento, aunque frio, se mostraba sin temor al agua. Del GER vinieron Elena y Pedro y de los nuestros nada más que Pelos y yo estábamos disponibles para currar ese día. De esta manera y tras preparar el material que íbamos a necesitar nos adentramos por Seldelhaya en dirección a nuestra nueva zona de exploración. La zona queda bastante alejada, por lo que echamos unas tres horas en llegar, notando cuando pasábamos por los pozos cercanos al río el rumor de la crecida. La abundancia de barro en estas galerías dificulta cada paso que se da, pero por suerte la nueva zona está en un cuarto nivel fósil y el barro se alterna con arenas y calcita. Abundan los estromatolitos y las formaciones de aragonito, haciendo de esta parte un curioso rincón. Pasamos por la galería de La Piqueta y subimos los 30 metros de cuerda hasta el Salar. Allí cerca terminamos nuestra topo en un balcón que asoma a un gran pozo. No por su profundidad, que rondará los 25 o 30 metros desde la galería, sino por su diámetro, que igual supera los 30 metros. Nuestros frontales aunque potentes les cuesta iluminar todo este espacio, sobre nosotros otros 25 metros más de chimenea y el goteo incesante que hace de este pozo una gran colada.


Antes de entrar en faena enseñamos a nuestros invitados el Salar y los pasos que tenemos instalados hasta la base de la sima Tobes. Desde ahí se divisa una gran galería desfondada, tras la cual vemos un posible paso al mismo pozo que ya visitamos antes. Desfondes, pasamanos, pozos, es una zona bastante caótica. Nos separamos en dos grupos, uno para instalar un pasamanos en el gran pozo de la colada y el otro para cambiar chapas y mallones de la cuerda que asciende desde La Piqueta. Del primero se ocupan Pelos y Pedro que sin pensarlo un segundo se dirigen hasta el pozo, y para Elena y para mi la otra tarea, cuando veo que ella se para a mirar una gatera  cercana con un pequeño ascenso. Le digo, “vamos, entra a mirar, no te cortes”. Y de primeras tímidamente va entrando a explorar lo que parecía que no tendría gran interés. Pero me sorprendió, por un lado mi acompañante que una vez dentro no había quien la siguiera, y por otro el laberintico recorrido de este estrecho conducto. Por desgracia no llevamos el equipo de topo y decidimos dejar el Laberinto de Elena para otra. Ahí no terminó la exploración de conductos freáticos y revisamos alguno más con promesas de volver a topografiarlos. Fuimos a buscar a los demás, y al llegar vemos que ya está Pelos bajando el pozo, y como ya son las 3 de la tarde paramos a comer para reponer fuerzas. Como nos quedábamos sin tiempo decidimos volver a la tarea asignada y me lie a desmontar los fraccionamientos para sustituir los mosquetones por mallones y nuevas chapas, mientras Elena hace fotos del lugar.  No tardamos ni media hora y al asomarnos vemos que Pelos ya está prácticamente sobre un balcón al otro lado de la colada, aprovechando una cornisa y varios naturales ha montado un pasamanos de 30 metros  con tan solo 7 parabolt, ¡que makina!!


El pasamanos nos conduce a una sala con grandes bloques entre los cuales recorremos sus dimensiones. Encontramos varias continuaciones fuera de esta sala, una se dirige a un pozo y la otra que parece más interesante es una galería desfondada, con las mismas trazas de galerías ya exploradas cerca de allí. Eso nos hace sospechar. Como nos estábamos quedando sin material tenemos que dejar la exploración, pero a la vez que lo hacíamos aprovechamos a tirar los puntos de topo. De mientras nuestros compañeros del GER hacen fotos del lugar, ayudándonos a recabar el material suficiente para nuestros estudios.


Debemos volver, sabemos que la caminata es larga y no podemos retrasarla mucho más. El regreso se hace ameno pues llevamos buenas sensaciones de este día. Ya en la galería de La Piqueta decido adelantarme para muestrear el pozo de Peñamonteros, a una media hora de allí. Encuentro lo que busco, así que salgo al encuentro de los demás en el ramal principal de la cueva. Una vez reunidos solo nos separan de la salida las insufribles rampas de la mina que tan difíciles se hacen con tantas horas sobre nuestras espaldas. Al salir algo de lluvia nos acompaña, pero salimos contentos y no nos importa.


Como siempre en nuestras exploraciones es una parte fundamental, después de cambiarnos, el tomarnos un buen calimocho y una buena cena que mitiguen la fatiga. Acompañado de una animada charla con nuestros compañeros a los que agradecemos la ayuda prestada, y a los que esperamos volver a ver. Gracias chicos.


Josean

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